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Mostrando entradas de enero, 2012

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A LA HERMANA IGLESIA- SEGUNDA CARTA - Por Juan Luis Molina

CARTAS DE LA CABEZA… A la hermana iglesia      Si el SEÑOR no edifica la CASA en vano se esfuerzan SUS edificadores Por Juan Luis Molina 2ª CARTA EL RIO CRISTO QUE CORRE DE TU INTERIOR Preciosa iglesia, ayer me encontré con una visión tuya de un hermano en Cristo que está esperando el Rapto, con sus huesos secos esparcidos debajo de la tierra. Se la dio el Padre hace unos quinientos años atrás. Estoy hablando, claro está, del concepto “tiempo” del hombre, porque para el concepto del Padre, desde entonces hasta hoy, se ha pasado solo un medio día. Es mejor ver las cosas con el Punto de Vista de Dios. Es más alto. La visión que le mostró a éste hermano nuestro sobre ti, sigue cumpliéndose en tus miembros; en la Cabeza ya se ha cumplido, y ahora se cumple a través de todos los miembros también sobre la Tierra. Y con Su cumplimiento, con la realización de la visión que le dio Dios a este Su profeta, se ve hoy, sin duda alguna, mucho más brillante Su Gloria que hace medio día atrás. En m

CARTA A LA HERMANA IGLESIA - Por Juan Luis Molina

From: juanluis.molina To: mirasoloadios@live.com Subject: FW: Cartas a la hermana Iglesia Date: Sat, 21 Jan 2012   CARTAS DE LA CABEZA… A la hermana iglesia      Si el SEÑOR no edifica la CASA en vano se esfuerzan SUS edificadores PRIMERA CARTA TU NUEVA CIUDADANÍA  Amadísima hermana !hay tantas cosas que querría compartir contigo! El Padre me inspira a ponértelo todo en el papel, pero no es fácil, porque se me amontonan las ideas. Es que todo lo que nos da a ver el Padre, a través del Cristo que somos ahora, se hace mucho más grande cada día. La Hermosura del Padre que vemos en Cristo es demasiado brillante, por eso nuestras palabras no la pueden expresar del todo. Se necesita que Dios se la muestre a cada uno de Sus hijos. El consuelo cuando no nos salen las palabras necesarias, reside en saber que, todos Sus hijos comen de Su misma miel. El Padre es Quien directamente cuida de darles de comer de Su Miel a cada uno de Sus hijos. A cada uno nos ha llamado por nuestro nombre y nos

"DELEITATE EN DIOS" - Una Biografía de George Müller. PRESENTACIÓN DEL LIBRO:

Querida familia en Cristo: ! Que profundísimo agradecimiento tenemos a nuestro muy amado Padre Celestial por habernos puesto en las manos una joya tan preciosa como  “Deléitate en Dios-  Una biografía de George Müller” ! Ha sido un verdadero privilegio trabajar en este libro y hacerlo disponible ahora. Este libro tiene un brillo muy especial por el amor con el que fue escrito por su autor, y por la forma en que describe la hermosa vida y ministerio de George Müller, un hombre que decidió poner su vida a los pies de nuestro Señor Jesucristo y vivir para demostrarle al mundo que Dios es el Dios Viviente que muestran las Sagradas Escrituras. Con simples “oraciones de fe”, el sustentó alrededor de diez mil niños huérfanos en Bristol Inglaterra, en una época de crisis en la que estos niños desposeídos sufrían terriblemente. Müller era un ferviente amante de la verdad y un estudioso de las Sagradas Escrituras; él buscó en Dios, y solamente en Dios su suficiencia en TODAS LAS COSAS

DELEITATE EN DIOS ( CAP. 21, 22 y 23)

DELEÍTATE EN DIOS   Una Biografía de George Mueller   Por Roger Steer   TRADUCCIÓN ESPAÑOLA – Juan Luis Molina Con la colaboración de Claudia Juárez Garbalena 21 El Aroma de las Madreselvas Uno de los puntos culminantes del quinto viaje que realizó para predicar por Europa entre septiembre de 1878 y junio de 1879, tuvo lugar en una visita que hizo a una escuela en España financiada completamente por la Institución para el Conocimiento de la Escritura. Mueller se dirigió entonces a ciento cincuenta niños en una escuela de un barrio pobre de Barcelona, hablando muy despacio para que un intérprete pudiera traducir sus palabras. ´Mis queridos niños´, dijo él, ´Os amo a cada uno de vosotros muchísimo, y oro por todos diariamente. Yo deseo desde lo más profundo de mi alma encontrarme con cada uno de vosotros en el cielo; pero, para que vosotros podáis llegar a ese feliz lugar, como pobres, perdidos, culpables pecadores, debéis poner toda vuestra confianza en el bendito Señor Jesucristo q